martes, 4 de julio de 2017

EL PRIVILEGIO DE EJERCER LA DOCENCIA

UN COMPROMISO CON LA SOCIEDAD

Nada más pertinente formar estudiantes; mentes brillantes, forjadores de una nueva sociedad, futuros hombres de bien y son los que afrontaran la vida en el presente siglo XXI.
 
Por ello, ejercer la docencia, es una noble vocación de servicio. Indudablemente, todos los Maestros estamos llamados a esto, ya que los educadores se convierten en pioneros de grandes paradigmas, comprenden el tiempo que toma transformar una simple idea en un modelo eficaz, que permita el afianzamiento de las sociedades en épocas venideras.

Sin duda, la amplitud de ejercer la docencia, significa tener una extraordinaria madurez intelectual y emocional, una alta sensibilidad para comprender las dificultades de los demás, honestidad intelectual para definir fortalezas y debilidades propias, posibilitando denodadamente mejores aprendizajes.

Ciertamente durante nuestra existencia, muchas cosas le ha sucedido al ser humano, desde las elementales civilizaciones hasta las implicancias tecnológicas, en cada etapa de la vida, estos han sido posibles, porque han existido líderes que han originado y dejado inmensas experiencias y enseñanzas, sin distar a Jesucristo, Maestro y Líder de la humanidad, hasta los ilustres mentores contemporáneos y modernos. Innegablemente constructores del devenir del hombre.

Propiamente, algunas obras son excepcionales; ingenieros, abogados, médicos, sociólogos, psicólogos, arquitectos, militares y hasta los hombres que se han atrevido cambiar el mundo, son obras de los que noblemente ejercen la docencia, porque saben que no hay caminos cortos y fáciles, porque siempre van al frente, ellos abren nuevos horizontes, nuevos conocimientos y nuevos caminos para las futuras generaciones.

Los Maestros, por ello se convierten en pioneros de grandiosas paradigmas, ningún anticuerpo a ellos, ingeniosos ante la adversidad.