DESDE EL PUNTO DE VISTA DE CAMBIOS EN LA GESTIÓN DE LOS SISTEMAS EDUCATIVOS
El conjunto articulado de acciones de organización y conducción, es propia de una gestión, cuyos propósitos, son el logro de objetivos contemplados en un determinado proyecto de una Institución Educativa.
En este referente, los sistemas educativos, a fines del siglo pasado y en casi toda América Latina, presentaban un escenario centralizado, en la cual, el Ministerio de Educación ejercía un fuerte control sobre el currículo, los textos, las escuelas y parte de la formación de los docentes, etc. Estos acontecimientos, aunque con algunas reformas posteriores, han llevado a una transformación institucional de los sistemas educativos, en lo que concierne su modelo de gestión, esto equivale a decir, que cada tipo de gestión contiene implícita o explícitamente una teoría particular de la acción humana.
Precisamente, la presencia de nuevos actores sociales vinculados a la educación; las comunidades locales, los sectores productivos, políticos, religiosos, medios de comunicación, organizaciones gremiales y otros, han llevado al sistema, a una definición social de la política educativa, donde el estado pierde gran parte en el control del diseño, aunque no el de la decisión, por el mismo hecho del proceso de desconcentración y descentralización y esto demuestra, en lo absoluto, como la educación pasa a ser la primera prioridad entre las estrategias de desarrollo de varios países de la región.
Indudablemente podemos afirmar, desde una perspectiva sistémica abstracta, orientada hacia la ingeniería social, se ha pasado reconocer la existencia de la sociedad, de la organización y la importancia de los procesos, por ende, la vitalidad del sujeto como elemento crucial, que hace posible el funcionamiento de las organizaciones. En consecuencia el nuevo modelo de organización y gestión está basado en el reconocimiento de la autonomía de los actores, en la importancia de las concepciones e interpretaciones de la realidad, compartidas en la cultura organizacional y en la orientación por resultados, practicas que tienen que sustentarse, por su puesto, en el comportamiento de actores, en capacidades decisorias y en la disponibilidad y uso de recursos.
En este contexto, el gran desafío actual, es la toma de decisiones sobre reformas que establezcan coberturas amplias y sólidas del sistema educativo y fortalezcan la capacidad de gestión, todavía débiles en las distintas instancias del Ministerio de Educación, dado que en la ejecución, seguimiento, evaluación, entre otros, lamentablemente siguen siendo imprecisos. Estos se puede notar en la poca continuidad que han tenido las políticas educativas, cuya duración se ha limitado a los respectivos periodos de gobierno y en algunos casos, en la falta de capacidad de decisión del mas alto nivel político, éstas a la vez, han originado climas de inestabilidad e incertidumbre en las diferentes instancias educativas.
El impulso educativo de las personas, es esencial para el desarrollo de una nación, tareas prioritarias y fundamentales para el gobierno de turno, donde todos debemos participar.