UN
COMPROMISO CON LA SOCIEDAD
Nada
más pertinente formar estudiantes; mentes brillantes, forjadores de una nueva
sociedad, futuros hombres de bien y son los que afrontaran la vida en el
presente siglo XXI.
Por
ello, ejercer la docencia, es una noble vocación de servicio. Indudablemente, todos
los Maestros estamos llamados a esto, ya que los educadores se convierten en pioneros
de grandes paradigmas, comprenden el tiempo que toma transformar una simple idea
en un modelo eficaz, que permita el afianzamiento de las sociedades en épocas
venideras.
Sin
duda, la amplitud de ejercer la docencia, significa tener una extraordinaria
madurez intelectual y emocional, una alta sensibilidad para comprender las
dificultades de los demás, honestidad intelectual para definir fortalezas y
debilidades propias, posibilitando denodadamente mejores aprendizajes.
Ciertamente durante nuestra existencia, muchas
cosas le ha sucedido al ser humano, desde las elementales civilizaciones hasta
las implicancias tecnológicas, en cada etapa de la vida, estos han sido posibles,
porque han existido líderes que han originado y dejado inmensas experiencias y
enseñanzas, sin distar a Jesucristo, Maestro y Líder de la humanidad, hasta los
ilustres mentores contemporáneos y modernos. Innegablemente constructores del
devenir del hombre.
Propiamente,
algunas obras son excepcionales; ingenieros, abogados, médicos, sociólogos,
psicólogos, arquitectos, militares y hasta los hombres que se han atrevido
cambiar el mundo, son obras de los que noblemente ejercen la docencia, porque
saben que no hay caminos cortos y fáciles, porque siempre van al frente, ellos
abren nuevos horizontes, nuevos conocimientos y nuevos caminos para las futuras
generaciones.
Los
Maestros, por ello se convierten en pioneros de grandiosas paradigmas, ningún
anticuerpo a ellos, ingeniosos ante la adversidad.