Los diferentes gobernantes de
turno, los que dirigen los destinos del país, pareciera que olvidan
distraídamente, poner en práctica las estrategias más elementales para el
desarrollo nacional. La Educación.
A diferencia de otros sistemas
educativos en el mundo, vemos que la educación en nuestro medio, casi siempre
está orientado únicamente a reformas coyunturales de gobierno y no precisamente
como políticas de Estado.
La educación,
no debe estar orientado a medidas fortuitas, mucho menos populistas, pensamientos
dadivosos y pragmáticos, pareciera que nos hemos centrado solo en concursos y
evaluaciones habituales, que pueden parecer positivas por sus efectos
inmediatos, pero que al final, generan profundos daños y padecimientos en el
futuro.
Ha llegado el momento de tomar
muy en serio nuestro sistema educativo, de manera responsable, democrática y
descentralizada, comenzando con el respeto al Maestro y para esto
es necesario reflexionar y creer, en la idea de que la educación es la base del
desarrollo y actuar con entereza, como política seriamente de Estado.
Son indispensables en esta tarea, la
voluntad y decisión de las autoridades gubernamentales, a favor de la educación,
en procurar; mayor inversión, más recursos, estabilidad política y económica,
investigación, creatividad, talentos, reflejos y libertad de acción,
experiencias innovadoras, a la vez, mejores maestros y funcionarios que obren a
conciencia, con honestidad, pero sobre todas las cosas la voluntad del
pueblo para apoyar y exigir su cumplimiento.
Es tiempo de cambios
trascendentales, en donde todos los sectores y actores políticos y sociales, deberían
poner la educación como prioridad nacional, el esfuerzo de hoy, será las
mejoras del mañana y estaríamos frente a un impulso esperanzador de superar la
pobreza y afianzar el desarrollo sostenible del país, lo que todos queremos, viable,
culto y próspero.